23 migrantes mexicanos, cuatro años desaparecidos y las familias que los siguen buscando
- ciavttp
- 25 mar 2015
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María Lidia Morales García esperó tres días la llamada de su esposo, después de su partida, como él había quedado de hacerlo. Antonio Coronilla Luna salió de su casa en la ranchería de Toreador de en Medio, en el municipio de San Luis de la Paz, Guanajuato, el lunes 21 de marzo del 2011 con destino a Estados Unidos. No llamó y María Lidia no volvió a saber de él.
Después de varios días se reunió con los familiares de otros vecinos que habían partido con él. Fueron a la casa de Juan Castillo, el coyote que había reunido a la gente de las rancherías para mandarlas con unos polleros que los llevarían finalmente a Estados Unidos.
Castillo fue durante años un coyote conocido en las rancherías cercanas como alguien confiable. Para Juan, que es analfabeta, San Luis de la Paz le ofrecía dedicarse a la cosecha del brócoli o jugársela en Estados Unidos, donde vivió de 1981 al 2000. Desde entonces fue tantas veces que se hizo un mapa en la cabeza de los recovecos para cruzar. Se dedicó a pasar migrantes hasta que sus últimos “pollos”, los que partieron en marzo de 2011, desaparecieron. A sus 54 años el hombre pensaba que conocía todos los peligros y les dijo a los familiares que “debían estar escondidos esperando pasar”.
Antonio y otros 22 que partieron ese día con él no han vuelto a sus casas. Todos pertenecen al mismo municipio en el noreste de Guanajuato, la región más pobre del estado, la parte que vive principalmente de las remesas enviadas por sus conciudadanos desde Estados Unidos. A San Luis de la Paz lo comunica la carretera 57 como una arteria que le da pulso desde Estados Unidos, la fuerza de trabajo del municipio regresa desde el norte en “troca” y con placas de Texas en días festivos.
En San Luis de la Paz todos los caminos llevan al norte. La decena de centrales de camiones con salidas diarias a ciudades fronterizas y a Estados Unidos tienen sucursales en la calle Sierra Gorda, la principal de la ciudad. Elektra y Western Union llegan a tener filas con centenares de personas los fines de semana esperando recibir en pesos lo que allá se ganaron en dólares. Desde Georgia, Texas, Carolina del Norte y Carolina del Sur, los principales estados donde los migrantes ludovicenses residen y mantienen a sus parientes.
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