La sombra de la trata
- ciavttp
- 23 feb 2015
- 3 Min. de lectura

Con 27 años de edad y una hija de 8 años, Azucena, como pide ser llamada, es una mujer tabasqueña, de origen humilde, que a los 18 años creyó que venía al centro del país a trabajar, a mejorar su futuro.
Sin embargo, la realidad que vivió no tiene nada que ver con lo que imaginaba. Luego de arribar a la Ciudad de México, fue obligada a trabajar en un prostíbulo de carretera –rumbo a Pachuca–, forzada por Javier, su entonces pareja sentimental, a quien conoció en un café del Distrito Federal.
Ella, de piel morena y ojos negros, encarna la historia de miles de mujeres y niñas que son traficadas por los grupos delictivos dedicados a la trata de personas con fines de explotación sexual, una forma actual de esclavitud.
Azucena recuerda que su “príncipe azul”, con quien procreó a una hija, la obligaba a mantener hasta 15 encuentros sexuales con hombres por noche en un prostíbulo ubicado a menos de 15 minutos de Tizayuca, actividad que desarrolló por cinco años, hasta que logró recuperar su libertad luego de que el lenón fuera asesinado en el Estado de México.
De acuerdo con la activista Rosi Orozco, especialista en el tema, Hidalgo es una de las entidades de origen, destino y paso para las personas que sufren trata. En esta situación se encuentran Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Edomex y parte de Veracruz.
Las víctimas de este delito, como Azucena, son mujeres de entre los 15 y los 24 años, principalmente.
La exlegisladora señala que el enamoramiento es la principal forma de operación de los lenones, quienes aprovechan de la falta de recursos, sueños o situaciones de violencia que viven algunas mujeres para obligarlas a prostituirse.
El año pasado, la delegación en Hidalgo del Instituto Nacional de Migración (INM) realizó cuatro denuncias por trata ante la Procuraduría General de la República.
Víctor Kanán Huebe, encargado de la dependencia, asegura que en ninguno de los casos estuvieron involucrados en las averiguaciones previas los centros nocturnos. Las víctimas pudieron ser obligadas a trabajar en domicilios.
Durante 2014, el instituto realizó 25 operativos en tugurios de Atitalaquia, Atotonilco de Tula, Pachuca, Mineral de la Reforma y Tula de Allende, con apoyo de los ayuntamientos. No se realizaron detenciones porque no hubo denuncias.
Pese a los constantes señalamientos que a través de redes sociales realizan habitantes de municipios limítrofes con Tlaxcala y Estado de México, Kanan asegura que el INM no ha detectado casos en las fronteras de la entidad.
En 2014, la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo (PGJH) inició cinco averiguaciones previas por trata; por ellas, dos presuntos lenones fueron consignados; en tanto, tres procesos se encuentran en fase de investigación.
“Estas denuncias son complejas, se requiere de tiempo y sigilo para desarrollar la investigaciones y, desde luego, que las víctimas acudan a ratificar la denuncia una vez que logramos alguna detención”, explica Alejandro Straffon, fiscal hidalguense.
El procurador advierte que un “nuevo” método que utilizan los tratantes para enganchar a mujeres y menores son las redes sociales, vía por la cual hacen contacto y enganchan a las víctimas, mediante engaños.
A pesar de que Hidalgo es identificado como un lugar proclive a la explotación sexual, la PGJH no ha detectado hasta el momento alguna banda dedicada a la trata, pues las personas aseguradas por este delito, de acuerdo con la fiscalía, actuaban en solitario.
Para Straffon Ortiz, la única forma de lograr mejores resultados en el combate a este flagelo en Hidalgo es que las afectadas venzan el miedo a denunciar.
“Desde luego, no hacer caso de las amenazas de los lenones; si (las denunciantes) son obligadas a cometer un delito, la ley las exime de esa responsabilidad, siempre y cuando se considere que son víctimas, por ello es que hemos insistido en que se conozca que en Hidalgo tenemos una fiscalía especializada en la atención a el delito de trata”, menciona.
Luego de tres años de tratamiento psicológico, Azucena se desempeña como trabajadora de almacén comercial de la zona metropolitana. Luce un semblante tranquilo, pero afirma que la experiencia de haber sufrido explotación sexual la marcó para toda la vida.
“Hay miedo de tener una pareja porque sientes que puede hacerte lo mismo; tienes desconfianza de salir en la noche, por eso es que desde que conseguí empleo acá he pedido siempre el turno de la mañana; claro que extraño a la familia, pero no sabría decirles que por mucho tiempo estuve trabajando en algo tan ilícito como es la prostitución”, afirma.
Aunque las autoridades coinciden en que la denuncia constituye la mejor forma de combate a la trata de personas y dicen que Hidalgo cuenta con legislaciones sólidas que garantizan la salvaguarda y seguridad de las mujeres afectadas, así como castigos “ejemplares” contra victimarios, Azucena lamenta que eso aún esté muy lejos de reflejarse en la realidad de decenas de víctimas.
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