Cupo para refugiados no alivia crisis de niños migrantes
- ciavttp
- 16 oct 2014
- 4 Min. de lectura
Andy Imanol Paz, de 13 años, dice que cruzó solo tres fronteras para huir de la violencia de Honduras. Hoy se presentará en la corte de Inmigración en Chicago, y solicitará una oportunidad para quedarse como refugiado.
El jovencito no podía hacer esa petición en su país. Otros podrán hacerlo ahora. Hace unos días la Casa Blanca anunció un programa para permitir que miles de centroamericanos soliciten entrar a Estados Unidos en calidad de refugiados desde sus países.
Abogados en Chicago dicen que eso no aliviará la situación de los miles de menores que han cruzado la frontera sin documentos, unos 66,000 durante el año fiscal 2013.
El anuncio del programa fue hecho en un memorándum que indica que Estados Unidos aceptará hasta 70,000 refugiados durante el año fiscal 2015 por razones humanitarias y de interés nacional. De ellos, sólo 4,000 serán admitidos procedentes de América Latina y el Caribe, explica la Casa Blanca en el documento.
Los espacios asignados son 17,000 para África, 13,000 para Asia del Este; 1,000 de Europa y Asia Central, y 33,000 del sur de Asia y Oriente Medio.
Otros 2,000 espacios para refugiados no han sido especificados para un área en particular, aunque el memorando autoriza al Departamento de Estado, con permiso del Congreso, aceptar a personas de Cuba, Europa del Este, países bálticos, Irak, Honduras, Guatemala y El Salvador.
El gobierno estadounidense busca evitar que los menores crucen la frontera solos y de forma ilegal. “Estamos estableciendo un proceso interno de refugiados para ofrecer una alternativa segura, legal y ordenada al viaje peligroso que los niños realizan actualmente para unirse a familiares en Estados Unidos. Estos programas no serán una vía para que los niños se unan a familiares indocumentados en Estados Unidos”, aseguró Shawn Turner, vocero de la Casa Blanca, a The New York Times.
De tal manera, Washington procesaría solicitudes de refugiados en Honduras, El Salvador y Guatemala.
Probablemente el programa no impedirá que otros menores ni familias inmigrantes busquen cruzar las fronteras, eso depende de muchos factores, comentó el abogado de inmigración Daniel Thomann del bufete de abogados Maria Baldini-Potermin & Associates.
Thomann también destacó que los espacios establecidos para refugiados no varía mucho respecto a años anteriores, en vista de que el gobierno del presidente Barack Obama estableció que admitiría 80,000 refugiados el año fiscal 2011; 76,000 para 2012; 70,000 para 2013, y otros 70,000 para 2014.
El anuncio, dice Thomann, tienen un lado positivo y otro poco realista. El positivo es que el gobierno estadounidense reconoce que lo que le ocurre a la población centroamericana podría hacerlos elegibles a un estatus de asilo.
“Los abogados que los representamos en la corte sabemos que han sufrido algún tipo de violencia o situaciones que podrían hacerlos elegibles al asilo”, comentó.
Lo malo del programa anunciado es que en la práctica no es tan fácil solicitar el asilo desde sus países de origen. “La situación en que se encuentra esta gente, en particular los jóvenes y los niños solos, no les permite realizar un proceso en la Embajada para hacer entrevistas, llevar documentos y evidencias; es un proceso relativamente lento”, indicó Thomann.
“Es por eso que las leyes de asilo permiten que una persona llegue a Estados Unidos y hagan el pedido de asilo. Eso es lo que hacen los centroamericanos que llegan. No hacen nada ilegal, hacen lo que la ley permite”, agregó. “Es algo que han hecho históricamente los refugiados de otros países, pedir asilo o protección tan pronto llegan”, añadió el abogado.
Si la gente recibe amenazas en sus países, no va a realizar el proceso en la Embajada, la gente se va de un día para otro, indicó Thomann.
“Si eres un niño de 12 años que sufre el acoso de las pandillas para ser reclutado, que es amenazado de muerte, ese niño no va a ir a la Embajada a iniciar el trámite, ese niño huye. Le corresponde a un juez determinar si es elegible o no, pero eso es lo que está pasando”.
Una situación similar a la de Andy Imanol Paz, quien cuenta que llegó a Estados Unidos “escapando de la muerte y los secuestros”; dijo que quiere quedarse en Waukegan, Illinois, al lado de su madre, a quien no veía desde que era un bebé, dice que quiere “estudiar y trabajar, tener una vida mejor”.
El niño contó que viajó solo, que la travesía fue difícil, algunos días caminaba largas jornadas para cruzar México ocultándose de las autoridades para evitar ser deportado; otras veces tomaba el autobús, y dijo que cuando llegó a la frontera con Estados Unidos fue detenido y luego albergado en una casa hogar para niños por 19 días. En junio las autoridades federales se lo entregaron a su madre.
Allá en Honduras, al crimen organizado no le importa la vida de los demás, “matan a la gente hasta en las escuelas”, dijo el niño quien comparecería en corte de Inmigración el 16 de octubre.
Thomann, quien el mes pasado estuvo otorgando asistencia legal a madres y niños detenidos por la Patrulla Fronteriza y que se encontraban en un refugio en Artesia, Nuevo México, dijo que le llama la atención que no cambie el número proyectado para refugiados. “Si es que el gobierno federal proyectó la posibilidad que unas 4,000 personas de tres países específicos entren como refugiados”, eso significa que “nadie en el resto de Latinoamérica, según ellos, solicitará que los acepten como refugiados”.
Las Naciones Unidas ha presionado a Washington para que trate a los niños que ingresan por la frontera sur provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador como refugiados desplazados por conflictos armados. El creciente control ejercido por narcotraficantes y pandilleros ha convertido a esa región de tres países en una de las más violentas del mundo en los últimos años, argumentan activistas.
Para Chris Bergin, del bufete The Shiller Preyar Law Offices —quien representa pro bono a más de una docena de niños en las cortes de Inmigración— el permitir a hondureños, guatemaltecos y salvadoreños solicitar asilo desde su país, no es más que una manera de tratar “de controlar la presión” que recibe la administración Obama ante la llegada de miles de niños y familias de esos países.
A su vez, la administración Obama trata de “disuadir a quienes se aventuran a hacer el largo y peligroso recorrido a Estados Unidos”, indicó Bergin.
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